"Los políticos y los pañales se han de cambiar a menudo... y por los mismos motivos."

Sir George Bernard Shaw

domingo, 30 de agosto de 2009

Gafas.

De momento parece que los cines han encontrado una vía para amortiguar la sangría de espectadores que sufrían año tras año. Parece ser que entre el top-manta y las descargas por Internet la afluencia de clientes estaba bajando a niveles alarmantes que ya preocupaba seriamente a la industria de Hollywood. Y es de suponer que a esos la imaginación no les debe faltar.

Y tampoco es que hayan hecho alarde de mucha inventiva, porque lo único que han hecho, aunque con bastante efectividad, es recurrir a un invento antiguo. Han vuelto a poner de moda las películas en tres dimensiones. Todo un chollo, porque ni los ordenadores más sofisticados pueden proporcionar ese tipo de imagen, y ni los más modernos televisores de plasma caseros pueden ofrecer esas imágenes a quien ose comprar la copia en un top-manta.

No queda más remedio que acudir al cine, y además pagar un precio extra por las dichosas gafas. Gafas que no sirven para otra cosa. Ya te advierten fehacientemente que no se te ocurra usarlas como gafas de sol, y ni siquiera sirven para ver otra película en 3-D. Si vuelves al cine tienes que comprar otras gafas. Me imagino que al menos servirán para disfrazarse de espectador pardillo durante los próximos carnavales.

Pero la voracidad de esta gente no tiene límites. Hasta ahora tú te ibas a tu casa con todas las gafas usadas, donde los críos jugaban un rato con ellas hasta que las dejaban olvidadas y/o rotas en un rincón. Ahora a la salida de las salas cinematográficas han situados unas estratégicas cajas para que deposites las gafas usadas. De modo voluntario, porque se te indica que es para tu comodidad. Todo un negociete. Un lavado rápido, se las saca brillo, y ya están listas para la siguiente sesión. Es como si en un bar te cobraran el vaso aparte de la cerveza, y encima te pidieran que lo dejaras a la salida.

Pues ante esta rapacidad sin límites pienso acumular decenas y decenas de gafas usadas. Y lo tengo claro, en los carnavales me vestiré de cajón de depósito de gafas. ¿Quién más se anima para hacer la comparsa más gafada que se haya visto jamás? Tranquilo, que esta vez la SGAE no tiene nada que ver…creo.

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