Las Banderas.

Estoy de vacaciones, merecidas o no. Otras gentes, otra ciudad, es necesario desconectar de lo cotidiano al menos una vez al año. Un respiro a la cotidiana costumbre, a los acostumbrados rituales del día a día.

Desembarqué en Málaga y desde poner el pie en el andén de la estación numerosos detalles me indujeron a ese poco justificable optimismo y desmedida euforia que nos invade al pisar otro lugar distinto al de residencia.

Pero, nada más salir a la calle un detalle llamó poderosamente mi atención: la ciudad estaba plagada de banderas españolas. Prácticamente en cada balconada, edificio,chalet se podía ver una tendida a la vista de los ciudadanos, sin complejos, exhibiéndose con orgullo.

Luego, cuando llegamos a Marbella, la explosión de enseñas nacionales dejaba pequeña a la de la capital . Además de las enseñas españolas en las viviendas, cada negocio, los coches, las personas que se pasean de forma desenfadada por sus calles y playas, lucen los colores españoles con orgullo y total naturalidad.

Si, comprendo que el motivo de tanto patriotismo dista mucho de ser el deseado, con la tremenda situación en que nos encontramos a nivel económico, político e institucional, pero, entiendo que es un primer paso para recobrar la entidad nacional en todos los españoles.

Realmente, ver a los niños luciendo con alegría la camiseta de nuestra selección, pintadas las caras rojigualdas o portando banderines con total falta de estúpidos complejos más propios de la aldea, me llena de satisfacción. Ellos no entienden de intereses bastardos pueblerinos, ni de nacionalidades pasadas de moda y sin sentido, sólo admiran como un pueblo se puede unir tras unos colores, y creo, que es un importante primer paso, que hace más por su salud futura como hombres y mujeres de bien que todas las Educaciones para la Ciudadanía del mundo.

Porque, tal vez, una vez finalizado el Campeonato del Mundo de fútbol, esas banderas que tanto me alegran ahora regresen a los cajones de donde un día fueron recuperadas, pero al menos las nuevas generaciones comprendan lo que es sentirse orgulloso de su país y de sus símbolos.

Carteles.

Cuando el otro día observé la imagen que adornaba unas cabinas telefónicas pensaba que se trataba de carteles que alguien había pegado sobre ellas.

Uno no es que las use mucho, pero forman parte del paisaje urbano (cada vez menos) por lo que no se puede evitar fijarse en ellas, aunque sólo sea para esquivarlas cuando se anda con prisas por la acera.

Generalmente Telefónica las ha usado para exhibir publicidad y así poder sacarse un dinerillo extra.

Como es normal esos anuncios generalmente han publicitado productos comerciales, dado avisos institucionales o simplemente han sido de “autobombo” Ni siquiera recuerdo que se hayan empleado en las diversas campañas electorales con que nos aflige el sistema.

Por ello me quedé de una pieza cuando vi que los anuncios de las cabinas en cuestión no eran carteles adheridos furtivamente sobre ellos, sino que estaban protegidos por los cristales y que quien los había patrocinado había pagado sus buenos dineros por ello. Supongo que no debe ser nada barato.

Los carteles a los que me refiero no pedían el consumo de ningún producto, sino más bien todo lo contrario. Hacían una llamada al boicot a Israel y a cualquier producto relacionado con ese país.

Con las ganas me quedé de llamar a Telefónica y solicitar poder colocar un cartel de las mismas características pidiendo el boicot a los productos de cualquier otro país, que habría de ser una nación con la que tuviéramos relaciones diplomáticas y comerciales plenas a todos los niveles.

Estoy seguro de que la negativa hubiera sido rotunda, pagara lo que pagara por el spot.

Hace poco en Gran Bretaña se ha levantado una polémica porque esta próxima Navidad un grupo quiere hacer una campaña donde sólo se ve una ecografía en la que se puede distinguir perfectamente la silueta de un feto bastante formado. A este ser, por arte de Photoshop supongo, se le ha añadido un aura de santidad, ya saben el típico circulito de los pintores de santos. Ha faltado poco para que colectivos pro-aborto exijan su prohibición por ver en ello una campaña antiabortista.

Aquí se pediría su retirada por hacer referencia a un feto judío.

El dilema.

Bajo mi punto de vista, se nos presenta un dilema bien complicado en esta caliente primavera. Los sindicatos que se dicen mayoritarios, CC.OO. y U.G.T. parece ser que por fin se han decidido a convocar una huelga general ante la ¿inminente? aprobación de la reforma del mercado de trabajo.

Si creo por un lado, que el gobierno se ha ganado a pulso la contestación de la sociedad civil desde hace mucho tiempo, y que la huelga es el último y más grave recurso que el ciudadano tiene para protestar, considero que esta, de ser finalmente convocada llegaría a destiempo, organizada con la desgana propia de los estómagos agradecidos ahítos de subvenciones nunca justificadas y por un motivo equivocado.

Porque, los bandazos que lleva dando el ejecutivo durante toda la legislatura, las huidas hacia adelante, con medidas populistas tomadas en Consejos de ministros, donde el titular de la cartera afectada se enteraba en el mismo momento, con ayudas económicas multimillonarias a los colectivos que le apoyan y son mediáticos, en definitiva, la gestión del país se ha estado haciendo con un único objetivo: que Rodríguez Zapatero mantuviera su buena imagen de cara a los siguientes comicios pesara a quien pesara.

Pero, por contra, las movilizaciones aparte de haber tenido que ser mucho antes, debían de haber sido provocadas por todos los desmanes de la banda de Zp que han conducido a España a esta situación y la oposición, si fuera responsable, implicarse en las mismas, olvidando colores y tendencias, porque desde el PP a IU, pasando por todo el resto de la corte de Monipodio que son los partidos nacionalistas han presenciado el hundimiento nacional sin apenas mover un meñique.

Aparte, me resulta especialmente curioso que la mencionada huelga se pueda producir el día 30 de este mes, apenas veinte después de la que ya se ha convocado en firme para los funcionarios. Teniendo en cuenta que si quieres parar en estado, debes contar con el seguimiento de los trabajadores públicos, ¿Que pretenden los sindicatos, que los recién rebajados de sueldo y congelados para el año próximo sufran en sus nóminas los correspondientes descuentos de dos huelgas en un mismo mes? ¿O es la mejor forma de garantizar que la huelga fracase?

En definitiva, NO refrendar al gobierno o NO justificar a los mendicantes sindicatos, ese es el dilema.