"Los políticos y los pañales se han de cambiar a menudo... y por los mismos motivos."

Sir George Bernard Shaw

domingo, 25 de abril de 2010

Sangre ajena.

Anda el rojerío más marginal triste y alicaído porque se les ha ido para el otro barrio, y seguramente con parada y fonda en lo más hondo del infierno, un tal Daniel Bensaid. Un comunista francés de esos que cada día esperaba a ponerse al día de cuál era la posición del Partido Comunista sobre cualquier cuestión para anunciar a continuación una rueda de prensa, escribir un artículo o llamar a la radio para situarse un poco más a la izquierda de la posición que sugiriera esa toma de postura.

Evidentemente era de aquellos que sostenían que aquello de la Unión Soviética, China, Corea del Norte, etc. no habían sido más que experimentos fallidos, que aquello no era el Socialismo que propugnaba Marx, que lo “bueno” todavía estaba por llegar.
Aún así, y después de repudiar esos regímenes a los que acusaba de haber sido tomados por la burocracia de los diversos partidos comunistas, no tenía ningún escrúpulo en escribir lo siguiente:

“Nos hemos equivocado algunas veces, quizás con frecuencia, y sobre muchas cosas. Pero, al menos, no nos hemos equivocado ni de combate ni de enemigos”

Broma macabra cuando esas equivocaciones han supuesto millones de muertes, un atraso del que tardarán en salir generaciones los países que lo han sufrido y que algunos aún padecen.

La frase de no deja de ser un remedo de “El fin justifica los medios” de Maquiavelo. Y puestos a jugar con las palabras podría estar perfectamente firmada por Hitler. Ya llegará quien diga que el III Reich no fue auténtico nacionalsocialismo, que la burocracia nazi colapsó al Estado alemán, y que si los nazis auténticos volvieran al poder, las cosas serían muy distintas.

Si las consecuencias negativas se atribuyen a equivocaciones de método y los éxitos a la virtud de la ideología que se propugna, todo queda a salvo de críticas, otra cosa es que el personal trague el bulo así como así.

Como de costumbre todo es cuestión de hacer experimentos con sangre ajena, y no con gaseosa como sería de desear y recomienda el sentido común.

domingo, 18 de abril de 2010

EL ZORRO DE LA MONCLOA.

Pero que astuto es Zapatero. Quien crea que el acto del pasado martes en la Facultad de Medicina fue un episodio aislado y enteramente desvinculado del partido socialista, es inocente hasta decir basta o peor, un fanático de tomo y lomo. Porque el presidente del gobierno tiene a Garzón justo donde desea, esto es, virtualmente fuera de la magistratura, en la picota mediática y enfrentado a sus compañeros de carrera.

Tanto las cúpulas sindicales, como personajes a sueldo del estado como Jiménez Villarejo o Carlos Berzosa, han jugado un papel fundamental en la estrategia de Moncloa, actuando con una calculada frialdad para descalificar a la judicatura, a los medios de comunicación críticos con el ejecutivo y a la mitad de la ciudadanía que no les son afines, con el “insulto” más temido desde tiempos de la transición, fascistas y ultraderechistas.

Porque, resulta llamativo cómo se puede lucir con orgullo, sin miedo a ningún tipo de restricción legal o policial banderas anti constitucionales, o proferir consignas contrarias a los propios pilares sobre los que está basada nuestra actual sociedad, si se hace desde la izquierda. ¿Alguien imagina un acto en el que se usara la enseña rojigualda con el águila de San Juan y en el cual se entonará el himno de España con la letra de Pemán? Indudablemente, hasta la Fiscalía General del Estado tomaría cartas en el asunto...

Pero volviendo al asunto principal, la vergonzosa actuación de Méndez y Tocho muestra una vez más la servil manera de mantener privilegios que ante el poder, cuando este no es de su agrado, usan las centrales sindicales de clase. Debe ser que los 5.000.000 de parados son demagogia fascista y por tanto, no existen. Veremos como cuando lleguen las próximas elecciones, estos mafiosillos convocan huelgas generales “sólo en las Comunidades gobernadas por el partido de la oposición”, de la forma en que ya lo han hecho en el pasado. Por cierto, cuando no hace aún mucho tiempo, el mismo juez que ahora defienden con tanto ahínco encausó, juzgó y condenó a parte de la cúpula socialista, era digno de escuchar las lindezas que contra Garzón se soltaron en las respectivas sedes de CC.OO. y, sobre todo, UGT.

Y a mí que me da, que si por un casual, Baltasar Garzón Real sufriera un atentado, por poner un ejemplo, en alguna Bodeguilla se rezaría por su alma bebiendo champán...

domingo, 11 de abril de 2010

Que lo sepan fuera.

No nos debería sorprender en absoluto el linchamiento mediático a que está siendo sometido el juez que ha decidido el procesamiento del juez Garzón.
Todo se podría remitir a la validez o no de aquello de que el fin justifica los medios.
En una noche de insomnio, en vísperas de una cacería, decidió Garzón que los poquitos altos cargos que quedan del anterior régimen a esas horas estarían plácidamente durmiendo y con la conciencia tranquila. Y eso es algo que no le permitía tener la suya en paz.
Así que, dicho y hecho, decidió iniciar un procedimiento para inquietarles un poco el sueño y de paso crearles alguna que otra pesadilla.
Por supuesto para tal cometido no se iba a parar en barras, y viéndose iluminado por la Divina Providencia, se pasó por el arco del triunfo (ese que ahora tratan de derribar en el barrio de Moncloa para que no lo tenga que ver el Sr. Presidente cada vez que acude a Madrid) leyes, reglamentos, prescripciones, sentidos comunes o prudencias.
Qué podemos esperar si incluso llegó a inquirir si el anterior Jefe del Estado estaba vivo o muerto. Cuando le hubiera bastado para leer la página de sucesos de cualquier diario para comprobarlo.
Toda esa campaña orquestada por medios afines al superjuez, ¿ex político? y eterno candidato a ministro de Justicia, han conseguido que en el extranjero se piense que el juez están siendo procesado por atacar a los últimos responsables del Franquismo.
Es ahora cuando convendría recordar allende de nuestras fronteras como muchos de esos medios callaban cuando un gobierno anterior perseguía un fin lícito: acabar con el terrorismo con medios igualmente ilícitos: la trama GAL, aquella de la que sí que quedan muchísimos responsables y cómplices sin procesar.

domingo, 4 de abril de 2010

LOS LESTOS DEL DOMINGO DE GLOLIA.

Domingo de Resurrección. Sales a buscar la prensa, y los kioscos habituales cerrados. Sólo encuentras un chiringuito regentado por un súbdito de la República Popular China. Ya que estas en la calle, decides sorprender a la parienta con unos churritos. Lo mismo, todas, mejor dicho, la última churrería del barrio cerrada. Te conformas con adquirir unos croasants de fábrica en el chino más cercano. Vuelvas a casa, y la parienta te dice que cómo es primer domingo de mes, los comercios pueden abrir, que quiere salir a ver trapitos. A regañadientes, aceptas, por aquello de ganar puntos de cara al futuro. Salimos, pues, por la calle del Conde de Peñalver, y los únicos comercios de moda que han abierto hoy son los de los chinos, atendidos por chinos y, para mayor recochineo, con música china “modelnna” de fondo.

Aburridos, decidimos tomar un vermú, ¡oh sorpresa!, encontrar un bar abierto es toda una odisea, tal vez en la zona, tal vez en todo Madrid. Al final localizamos uno, que desde jovencito conocía, y cual será mi sorpresa cuando tras la barra encuentro un descendiente de Mao atendiéndonos. Para dos vinos finos nos ponen de tapa unos tallarines con gambas, bañados profusamente en salsa agridulce. Multicultural, vaya.

Agotados tras la “Gran Marcha”, llegamos a casa y decidimos pedir comida. Los teléfonos de la pizzería habitual, o de la hamburguesería de siempre suenan y suenan y nadie contesta. Al final, resignados, optamos por comer unos rollitos tres delicias, unas gambas agridulces y un pato a la cantonesa, a domicilio, que amablemente y con una rapidez inaudita, nos traen a casa.

Tras la comida, la siesta obligada, y a ver el partido del Madrid. El bar de costumbre, cerrado por Semana Santa, y de nuevo inicio la peregrinación hasta encontrar un garito que disponga de la tecnología suficiente para poder ver el fútbol. Lo encuentro y ¡cómo no!, un asiático me pregunta amablemente que qué voy a tomar...

Aparte de que el individuo en cuestión quiso hacer el agosto, o como se diga eso en chino, cobrando un euro más de lo que acostumbran los locales de la zona, salgo contento por el buen resultado de los blancos.

Antes de llegar a casa, y ya que mañana no madrugo, me paso por mi chino de guardia para pillar unas cervezas.

Y digo yo, ¿Así como coño vamos a levantar la economía española, cuando sólo curran los chinos?

Por cierto, FELÍZ AÑO DEL TIGRE.