"Los políticos y los pañales se han de cambiar a menudo... y por los mismos motivos."

Sir George Bernard Shaw

lunes, 20 de abril de 2009

El mismo gasto.

Es común opinión que hay algo aquí que no cuadra. Si fueran ciertas las cifras que se dan acerca de cómo la crisis está golpeando a la sociedad española sólo cabrían dos opciones. La primera sería que la televisión y el cada vez más deficiente sistema educativo habrían aborregado de tal manera al grueso de los españolitos, que estos ya no reaccionan ante nada y aún con los bolsillos esquilmados y sin trabajo decente no serían capaces de liarse la manta a la cabeza e irse a arrasar La Moncloa y la Zarzuela de una tacada, como se ha hecho históricamente por estos pagos cuando las cosas venían mal dadas. La segunda, y más plausible, es que aquí se miente más que en una encuesta sobre frecuencia de coitos, y el personal, tanto nacional como inmigrado, tiene sus chanchullos y arreglos, y así la mayoría de las unidades familiares pueden ir capeando con más o menos solvencia esto de la crisis sin necesidad de soliviantarse más de lo debido.
Algo que deberían tener en cuenta Gobierno y ONG’s varias a la hora de organizar sus ayudas al Tercer Mundo. En todos los países por debajo del Sahara se da una economía basada en el intercambio de favores, en el trueque de favores que escapa al control de los diversos estados, y que incluso a estos les interesa no tener en cuenta en sus informes para poder disponer de las ayudas internacionales. La prueba está en que los gobiernos africanos prefieren recibir estas ayudas en dinero constante y sonante antes que en productos, más o menos como el pedigüeño que no puede disimular su disgusto cuando en vez de unas monedas recibe un bocadillo.
¿Qué tal si ese dinero, el famoso 0,7% se empleara en fomentar y ayudar a que empresas españolas se establecieran en esos países? Podrían llevarse allá a miles de técnicos y mandos medios españoles que ahora caen en el paro y de paso dar empleo a autóctonos de allá, evitando que cayeran en la tentación de subirse a la patera o cayuco de turno a los parados de allí, y de sumergirse en la economía a los parados de acá. Varios pájaros de un solo tiro y con el mismo gasto.

domingo, 12 de abril de 2009

ANTES PARTÍA QUE DOBLÁ...


"Cuido tanto hablar, el hablar, que hablo peor, porque si hablara como siempre he hablado pué y no quisiera hablar despacito para no saltarme determinadas terminaciones que me la sigo saltando y demá, pué me costaría menos porque pienso más rápido que estoy hablando y entonces se me va el hilo de la intervención"


Nunca antes una frase representó mejor no sólo a una ministra, sino a todo un ejecutivo. Porque, hablar, lo que se dice hablar, lo hacían hasta por los codos, que digo lo hacían, lo seguirán haciendo, de forma vacía, vana y sin sentido, con objeto de ganar tiempo, esperando que el gran gurú de chocolate les saque las castañas del fuego. Ejemplo del cansancio y de la incompetencia de los peones sacrificados por el líder de la “Alianza de los incivilizados”, fue la respuesta de D. Pedro “ojo pipa” Solbes, el pasado 23 de febrero, cuando todavía era vicepresidente segundo y ministro de Economía y Hacienda, a la pregunta de un periodista:
-"¿Envidia en algo al ex ministro Mariano Fernández Bermejo?"
-"Sí, en que es ex ministro".
Ha quedado de manifiesto que tanto los salientes como los supervivientes del presente gobierno son incapaces de trabajar por España, ocupándose, únicamente, del “agitprop” del PSOE, funcionando como una oposición desde el poder.
Lo siento, sinceramente, por aquellos que, se hicieron ilusiones cuando se nombró ministro a Bernat Soria, por ejemplo, que sí sería buen científico, que él solito engordó su Currículo. Con gentes así al mando de la nación, ¿cómo no íbamos a ser de Champions?
De los entrantes, que decir, ese impagable “Mr. Conceto” al mando de Fomento, (aunque me ha sorprendido, he de reconocer, la forma en que ha entrado en el ministerio, invitando a la archienemiga de la anterior titular, Sra. Aguirre a su toma de posesión, mostrando una elegancia que no se le conocía), o Trini, la roquera, cambiando la chupa de cuero por la bata blanca, que, resulta curioso, quien sale derrotado de Madrid termina ministro, y que decir de González-Sinde, su gracia, Ángeles, su mérito, pancartista de pro.
Creo que el presidente Rodríguez, ex-Zapatero, perdió su gran oportunidad con la reciente y lamentada desaparición de Doña Corín Tellado, con semejante personaje, reconocida en todo el mundo, que no hubiera necesitado inflar sus virtudes pues era la pluma en español más leída en el orbe tras Cervantes, se hubiera garantizado un más creíble, aunque ficticio, final feliz.

domingo, 5 de abril de 2009

El político puede llegar a convertirse en el principal problema del país al que intenta servir. El motivo es que el coste de su acción no se imputa a su balance sino que se contabiliza en el debe de la sociedad civil, que es la crea ríqueza, costea la crisis y asume los riesgos que se derivan de la falta de competencia en el marco de la economía global.

El político dispara con pólvora del rey porque el es inmune a sus decisiones. Su triunfo puede ser un fracaso para su sociedad y viceversa. Sólo se puede pedir de ellos que pasen desapercibidos como un buen árbitro de fútbol.

En un mundo globalizado, los costes se encuentran estandarizados a un nivel mundial y los únicos elementos con los que puede jugar una nación para conseguir que sus productos tengan un valor añadido sobre los de los otros países son los factores productivos, la falta de conflictividad social y la paz política.

Cuando la clase política recurre al todo vale para alcanzar el poder y se instala un clima de sospecha generalizada por la corrupción y la falta de transparencia es posible que una facción alcance el poder incluso por medios democráticos pero el coste a pagar es demasiado elevado para ser soportado por los habitantes de un país.

La solución pasa pues por despolitizar la mayor parte de la vida social y reducir al político a parcelas más reducidas y determinadas para que su afán de protagonismo no arruina la riqueza de todos, puesto que como se sabe, un político no produce nada pero puede destruir mucho.
En suma, ahora más que nunca es aplicable la máxima bíblica de “al César lo que es del César” ya Dios lo que es de Dios.