¡Qué bien! Ahora resulta que vamos a tener pleno empleo todos los españoles, unos, cavando hoyos municipales, otros, rellenándolos, y los demás, de baja por los esguinces que nos van a provocar, por la jaqueca que causa los ruidos propios de las obras o directamente con depresión de pensar en el gasto inútil de las 31.000 dichosas chapuzas. En Madrid nos quejábamos de las zanjas de Gallardón, pero, ahora son pocos los conductores que no reconocen como bien empleado el dinero que en ello se invirtió, comprobando la eficacia de los trabajos que se realizaron, y que sufrimos todos supera aquellas molestias.
Pero esto es diferente, porque, en primer lugar, lo que se pretende es enjugar momentáneamente unas cifras pasmosas de paro, empleando para ello dinero público, de todos los ciudadanos, y con una sola premisa, dar la máxima publicidad a la ñapa, porque, claro, ampliar las gradas de un campo de rugby, (deporte de masas en nuestro país como todos sabemos, vamos, que no pasa un fin de semana que no me juegue yo un partidito de ese noble deporte con mis amistades, mientras otros cientos de ansiosos espectadores aguardan con impaciencia que terminemos para usar el campo, y sus hijos, mujeres, padres, madres, etc., ocupan los asientos), necesita que se dote de un cartel de cuatro metros de largo por tres de ancho y situado sobre dos patas de una longitud de dos metros...
8.000 millones euros costará la gracia, pero, yo me pregunto, ¿no sería mejor emplear esa importante cantidad de dinero en reflotar empresas que siendo rentables, pasan por dificultades o como créditos blandos para las pymes de las Comunidades Autónomas más productivas? Ah no, eso no, claro, que tonto estoy, por Dios, si donde se produce es en las regiones no gobernadas por el PSOE, donde no hay PER, ni financiaciones poco claras e injustas respecto al resto del Estado. Además, con esta fórmula, algún contratista “afecto” al régimen estará ahora ensayando frente al espejo la postura del egipcio. Porque, sólo el montante de los cartelitos de marras ascenderá a la bonita suma de 30 milloncejos de nada, que imagino que los publicistas que resulten agraciados darán palmas con las orejas.
A todo esto, la iniciativa la van a llamar “Plan Z”, dentro del paquete de medidas “Plan E”.
Sin palabras, lo juro, me quedo sin palabras, si no fuera por lo preocupante de la situación, sonaría a coña marinera.
En fin, crearán, según ellos, 280.000 empleos temporales, más los de los setenta y tantos asesores presidenciales, que esos si que son temporales y espero que muy precarios, con el único objetivo nada confesable por su parte, de que leamos aquello de Gobierno de España, que manda huevos, ahora se acuerdan de España...
Pero esto es diferente, porque, en primer lugar, lo que se pretende es enjugar momentáneamente unas cifras pasmosas de paro, empleando para ello dinero público, de todos los ciudadanos, y con una sola premisa, dar la máxima publicidad a la ñapa, porque, claro, ampliar las gradas de un campo de rugby, (deporte de masas en nuestro país como todos sabemos, vamos, que no pasa un fin de semana que no me juegue yo un partidito de ese noble deporte con mis amistades, mientras otros cientos de ansiosos espectadores aguardan con impaciencia que terminemos para usar el campo, y sus hijos, mujeres, padres, madres, etc., ocupan los asientos), necesita que se dote de un cartel de cuatro metros de largo por tres de ancho y situado sobre dos patas de una longitud de dos metros...
8.000 millones euros costará la gracia, pero, yo me pregunto, ¿no sería mejor emplear esa importante cantidad de dinero en reflotar empresas que siendo rentables, pasan por dificultades o como créditos blandos para las pymes de las Comunidades Autónomas más productivas? Ah no, eso no, claro, que tonto estoy, por Dios, si donde se produce es en las regiones no gobernadas por el PSOE, donde no hay PER, ni financiaciones poco claras e injustas respecto al resto del Estado. Además, con esta fórmula, algún contratista “afecto” al régimen estará ahora ensayando frente al espejo la postura del egipcio. Porque, sólo el montante de los cartelitos de marras ascenderá a la bonita suma de 30 milloncejos de nada, que imagino que los publicistas que resulten agraciados darán palmas con las orejas.
A todo esto, la iniciativa la van a llamar “Plan Z”, dentro del paquete de medidas “Plan E”.
Sin palabras, lo juro, me quedo sin palabras, si no fuera por lo preocupante de la situación, sonaría a coña marinera.
En fin, crearán, según ellos, 280.000 empleos temporales, más los de los setenta y tantos asesores presidenciales, que esos si que son temporales y espero que muy precarios, con el único objetivo nada confesable por su parte, de que leamos aquello de Gobierno de España, que manda huevos, ahora se acuerdan de España...
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