"Los políticos y los pañales se han de cambiar a menudo... y por los mismos motivos."

Sir George Bernard Shaw

domingo, 28 de febrero de 2010

Se necesitan artificieros.



A menudo se dice aquello de que la realidad supera la ficción y en muchas ocasiones es algo más que acertado y ajustado.

Hace poco supe de un suceso que aconteció durante la Guerra Civil. Concretamente en plena batalla del Jarama, y que ciertamente si no fuera por lo trágico del escenario, podría considerarse algo chusco.

Se hallaban las tropas nacionales dispuestas a cruzar el río, y las republicanas se planteaban evitarlo a toda costa.

Para ello dispuso el mando republicano hundir un puente por el que las tropas franquistas podían sortear el Jarama. Dicho y hecho los artificieros leales al gobierno colocaron cargas a lo largo del puente y se dispusieron a volarlo justo cuando las tropas rebeldes se hallaran sobre el río.

Todo iba sobre el plan previsto hasta el momento en que los primeros legionarios y moros iban a cruzar sobre la rugiente corriente. En ese momento el encargado de hacer detonar las cargas se anticipó y activó el dispositivo segundos antes de que los soldados más avanzados empezaran a cruzar el puente.

En medio de un gran estruendo los militares de los dos bandos pudieron observar como la carretera que cruzaba el puente se elevaba dos metros aproximadamente en el aíre, para volver a caer limpiamente sobre los mismos pilares que antes la sostenían.

Tras unos segundos de estupor y perplejidad en ambas partes, los que iban a cruzar prosiguieron en su empeño, cruzando el maltrecho pero practicable puente, y los que lo querían evitar pusieron píes en polvorosa para salvar el pellejo.

Este suceso histórico y verídico puede servir de analogía a lo que suele acontecer con persistencia y constancia.

Las izquierdas queriendo cambiar radicalmente el mundo mediante su destrucción y posterior reconstrucción; cuando lo intentan no lo consigue y sólo logran dejarlo un poco destruido y nada mejorado. A continuación se hacen cargo del proyecto las derechas, que con el tiempo son las encargadas de recomponer la destrucción provocada por los anteriores responsables; y cuando los desperfectos han sido convenientemente reparados, subsanados y mejorados, el paso del tiempo hace que las izquierdas vuelvan a hacerse cargo del proyecto y el ciclo vuelve a comenzar.

Cámbiese el puente por España y ya tenemos la analogía hecha, pero a ver si por una vez los que hacen de artificieros son los del otro bando y no los de costumbre.

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