Triste sino el de Zapatero. Haga lo que haga, vaya donde vaya, se comporte como se comporte, siempre se ha de topar con el Sr. de Bruni.
Si retienen a franceses y españoles en Chad, Zapatero se harta de pronunciar discursos grandilocuentes mientras que el francés logra la liberación con un telefonazo.
Si hay que dar un golpe a ETA, Zapatero trata de negociar, de condenar vehementemente, de pedir unión de los demócratas, mientras que el presidente del país vecino les atiza un par de golpes policiales que les deja noqueados y al borde del colapso total.
Si el Sr. de Bruni visita España, su Sra. eclipsa totalmente a la presidente consorte hispana, y ante el descalabro, sólo se nos ocurre compararla con la futura reina (si Anguita no lo impide), aunque no tengo empacho en reconocer que la franco-italiana gana el round de calle.
No cabe duda que el zorro de Sarkozy utiliza a su mujer como arma política decisiva, y con un argumento como ese, no hay choque de civilizaciones que se resista. Mientras, a Zapatero lo más parecido que se le ocurre es dejar que la vicepresidenta se vista de seda, pero…ya se sabe lo que dice el refrán.
Mucho aniversario de la Guerra de la Independencia, pero mucho nos tememos que el francés nos la está devolviendo a base de bien.
Nos cuesta imaginar la cara que pondría el presidente cuando hace poco se desayunara con la noticia de que ahora hasta los porteros de discoteca franceses se dedican a detener etarras.
Suerte ha tenido el Barcelona de no tener que jugar la final contra un equipo galo.
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