"Los políticos y los pañales se han de cambiar a menudo... y por los mismos motivos."

Sir George Bernard Shaw

domingo, 16 de noviembre de 2008

¡Ojo a los carteles!

Hace no mucho tiempo se produjo una verdadera plaga de averías en el metro de Madrid. No había día en que un cable apareciera cortado sospechosamente, un tornillo fuera de su lugar o interruptores accionados a deshora.

Casualmente por aquel entonces las elecciones autonómicas y municipales estaban muy cerca, y mientras la derecha proclamaba que todo era consecuencia de la actividad de los sindicatos lacayos de la oposición, ésta acusaba a las autoridades de reducir la plantilla y por tanto la intensidad de las revisiones y reparaciones.

Pasaron las elecciones y las averías cesaron.

Como usuario de este método de transporte he podido comprobar como poco a poco las averías y los fallos vuelven, pero esta vez las elecciones están lejos en el calendario, por lo que el motivo anterior no puede ser tenido en consideración.

¿Cuál puede ser la causa? Y la respuesta me la ha dado un cartel que se puede ver con profusión por toda la red del metropolitano. En ella se puede ver una entrada al metro, y a ella se asoma con curiosidad nada menos que la estatua de la libertad. El eslogan que encabeza la imagen reza: El metro que todos quisieran tener. ¿Qué significa todo ello? Que Osama Ben Laden está oculto en los túneles y pasillos del metro de Madrid.

No hay duda que es el mejor lugar para que se pueda ocultar. Todos los días lo recorren abigarradas multitudes de lo más variopinto y donde nadie se fija en nadie. El sitio ideal para pasar desapercibido. Allí pude tranquilamente planear sus fechorías y hacer alguna que otra práctica (de ahí vienen las actuales averías)

Pero incluso en esas condiciones de seguridad no conviene descuidar la seguridad, por ello está fuera de duda que cuenta con un servicio de vigilancia exterior. De ahí viene el cartel publicitario de marras. Es una forma de comunicarle. ¡Al loro, que la CIA ya está investigando en el metro!
Desde que apareció el cartel no ha vuelto a darse una avería. El viejo zorro islamista sin duda se halla agazapado en un oscuro túnel acechando para atacar de nuevo, pero hasta que no se retiren los carteles no volverá a asomar el hocico. Sin duda tiene alguien infiltrado en la agencia publicitaria.

¿Paranoia, locura? Todos saben que los países musulmanes también le quieren echar el guante al barbado terrorista, pues otra de las imágenes de la campaña publicitaria muestra a la esfinge egipcia en similar postura a la estatua estadounidense.

¡Por favor, que nadie retire esos carteles!

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