"Los políticos y los pañales se han de cambiar a menudo... y por los mismos motivos."

Sir George Bernard Shaw

domingo, 21 de septiembre de 2008

¡Al abordaje!


Perplejidad y asombro a manos llenas ha vuelto a producir la política exterior de este gobierno.

No hace mucho un pesquero español fue secuestrado por piratas somalíes, secuestro que se saldó con el pago millonario del rescate. Aquello fomentó lógicamente la avaricia de los piratas que infestan aquellas aguas, y hace pocos días secuestraron un yate. El error de ellos fue no distinguir que el pabellón del yate era rojo, blanco y azul, y no rojigualdo como el caso anterior. La diferencia es que ahora al que habían tocado el orgullo era la orgullosa Francia, y el resultado es que poco después el ejército galo rescataba el yate, detenía a los secuestradores y de paso mandaba a uno al infierno.

De alguna forma tenía que responder el gobierno español y demostrar que tenía algo de reflejos dado el gran número de pesqueros españoles que operan en la zona.

La respuesta ha sido que pronto un avión militar vigilará la zona e intentará proteger a nuestros barcos. La perplejidad y el asombro han llegado cuando se ha sabido que el avión irá desarmado.


Si al menos no se hubiera dicho podría haber metido algo más de miedo a los facinerosos de los mares, pero sabiéndolo sólo se nos ocurre que la estrategia sea como aquel chiste de Gila, y que el avión, megáfono en ristre, intente hacer desistir a los retenedores de barcos ajenos mediante insinuaciones: “¡Que nos han dicho que ese barco no es vuestro!”, “que os va dar pal pelo el Sarkozy”, etc., etc.

Más hubiera valido que el gobierno hubiera montado una ONG como Otro pirateo es posible o Piratas sin fronteras, y con el avión de marras se les hubieran enviado víveres, armas, dinero y otros pertrechos para que dejaran los barcos hispanos en paz durante una temporada.
Claro que otra solución hubiera sido manda a la SGAE con Bautista al frente, para continuar en su cruzada contra el pirateo.

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