"Los políticos y los pañales se han de cambiar a menudo... y por los mismos motivos."

Sir George Bernard Shaw

domingo, 28 de diciembre de 2008

EXTERNALIZACION DE LOS VALORES

Desde hace un tiempo la gente pone el grito en el cielo porque ya no se ven valores. Parece como si cada uno fuera a lo suyo y yo me pregunto ¿tendrá eso algo que ver con la pérdida de religiosidad o mejor aún con la pérdida de influencia de la Iglesia Católica?

A mi modo de ver sí que veo una relación directa entre el mundo surgido a partir de la Reforma y la crisis de identidad del hombre de hoy en día.

En efecto, la Iglesia no sólo estableció la Revelación a través de la determinación en el Concilio de Jerusalen de los textos biblicos sino que instauró un sistema de valores para relacionarse los hombres entre sí y con Dios, esto es lo que se conoce como Magisterio y Tradición, de forma tal que todo cristiano era ayudado en el mejor conocimiento de Dios en orden a su propia salvación atendiendo al principal mandamiento divino cual es el de amar al prójimo.

Esta cosmovisión uniforme sufre el embate de Lutero, que sacraliza la conciencia individual, atribuyéndola la postestad de interpretar la Biblia ¿qué se consigue con ello? Para mí es evidente:SE EXTERNALIZAN LOS VALORES.

En efecto, si la Iglesia ya no me es útil para suministrarme los valores que necesito, en algún lado tengo que anclar mi conciencia para atemperarme a la norma moral. Así surgen las denominaciones protestantes, que al necesitar de la interpretación de los textos sagrados porque NADIE puede conocer totalmente a Dios, busca esos valores en la Política, la Filosofía, la Historia y así nos encontramos con confesiones muy estrictas como los calvinistas o más relajadas como los actuales aleluyas o los postdenominacionalistas.

En otro orden de cosas, ese individualismo frente a Dios y su Palabra y la consiguiente búsqueda del Norte Moral desencadenó un fuerte individualismo en la búsqueda de la verdad, lo que se tradujo a su vez en fuente de pensamientos de todo tipo, siendo el más evidente el Liberalismo que propugnada la libre acción del individuo en si mismo considerado como motor de la Economía.

En suma, el individualismo y la falta de patrones de conducta nos llevan al actual relativismo. Sin dudar en la honestidad de Lutero pero tampoco sin resaltar su soberbia cual nuevo Lucifer que opta por no obedecer a Dios, se hace de cada hombre un referente moral y por tanto la interpretación de la Verdad y sus consecuencias en el día a día se reducen a los estrechos márgenes de la conciencia propia y en cosecuencia llegamos a la frase de Groucho Marz: "estos son mis principios, pero si no le gustan, tengo otros"

¿Hasta que punto merece perserverar hasta el final, si puedo encontrar una interpretación más favorable?

En conclusión, hay pérdida de valores porque no hay ninguna referencia moral que nos obligue externamente a cumplir ninguno y en consecuencia cualquier valor puede ser o no un bien moral según el individuo.

Hasta la próxima semana

1 comentario:

Anónimo dijo...

1.- En el concilio de Jerusalén no se estableció canon alguno. Fue algo mucho más posterior, y los concilio no establecían que libros eran canónicos y cuales no, simplemente reconocián los que por su uso, sus características y por su aceptación por las diversas iglesias locales eran realmente inspirados por Dios. De hecho actualmente el canon católico, protestante, ortodoxo griego y ortodoxo ruso no es ninguno igual al otro.
2.- De acuerdo que en España se han perdido valores, pero la Reforma no triunfó desgraciadamente en España, las confesiones evangélicas son muy minoritarias en España y apenas tienen influencia, luego ¿cómo han podido causar tal pérdida de valores?
3.-En vez de buscar culpables externos, más valdría que la iglesia católica se mirase en el espejo. Cuando las cosas vienen bien no tiene repara en unirse al trono, durante siglos España ha sido un estado confesional con persecución y hostilidad más o menos intensa hacia las demás confesiones, rematándolo 40 años de nacionalcatolicismo.
Ahora que se ven nubarrones en el horizonte se apela a la libertad de enseñanza, de religión, etc.
Simplemente bastaría con preguntar a la generación nacida en los años 40 y que no pisan un templo salvo para bautizos, bodas y funerales. Puedo asegurar que la inmensa mayoría no han leído un sólo texto de Lutero, que la Biblia que seguramente tienen en sus casas sólo la han cogido para quitarla el polvo, y también se quejarán de la pérdida de valores, pero no le echarán las culpas al protestantismo sino a la propia iglesia católica, a la que han visto como controlaba la educación durante su infancia, como vigilaba los contenidos de la única televisión, como reprimía cualquier disidencia teológica (hasta el Concilio Vaticano II se contemplaba como una herejía)
Ahora que ha perdido poder, que no puede apelar al Estado para defender sus privilegios, que su influencia se resume en una radio y alguna que otra manifestación, que aprenda de una vez por todas que por los valores del Evangelio se lucha de otra manera.
A Dios lo que es de Dios, y al César lo que es del César.