
Esta visto que por aquí no aprendemos. Hace pocos meses fue el presidente del vecino de arriba el que nos dio todo un ejemplo de cómo gestionar y solucionar una crisis cuando ciudadanos de su país habían sido detenidos en un país africano con más que serias dudas sobre las garantías legales del proceso.
Poco después nuestro gobierno dio nuevas muestras de ineptitud y negligencia cuando un pesquero fue secuestrado en aguas somalíes y que sólo se solucionó cuando el rescate fue pagado.
Mientras el mismo gobierno sigue sin mover un dedo en el caso de una española detenida y procesada en Estados Unidos por acatar una sentencia dictada por un tribunal español. El juicio prosigue y el que no se levantó en un desfile al paso de la bandera de las barras y estrellas sigue sin levantarse.
Podría pensarse que en Francia tienen más pedigrí democrático, que su administración funciona mucho mejor porque está mucho mejor preparada por los duros requisitos para acceder a los altos cargos y como siempre ha antepuesto el sentido de Estado a los intereses del partido de turno.
Pero es que hace sólo unos días un país sudamericano nos ha vuelto a poner en evidencia, y con hechos, no con soflamas de botarate bolivariano. En Colombia el ejército ha puesto fin al secuestro ignominioso de varios de sus ciudadanos de manera expeditiva. Aceptando ayuda de quien la ha tenido que pedir y hasta el límite adecuado, sin pagar rescate alguno y sin bajarse los pantalones en conversaciones y negociaciones sin futuro.
No estaría de más que por una vez Zapatero cambiara el destino de sus vacaciones anuales (porque duran un año) y se dejara caer por Bogotá, tuviera unas buenas charlas con Uribe, tomara buenos apuntes. Con un poco de suerte, que iba a hacer falta, porque a saber cómo iba a procesar la información el buenísimo, podría enterarse de cómo hay que afrontar el problema del terrorismo. Y también podría llevarse de compañero de viaje al dirigente del principal partido de la Oposición, que de tanto buscar el Centro ya no se encuentra a si mismo.
Lo malo es que este gobierno lleva años instalado en lo más puro del Capitalismo: “Dejar hacer, dejar pasar”.
Poco después nuestro gobierno dio nuevas muestras de ineptitud y negligencia cuando un pesquero fue secuestrado en aguas somalíes y que sólo se solucionó cuando el rescate fue pagado.
Mientras el mismo gobierno sigue sin mover un dedo en el caso de una española detenida y procesada en Estados Unidos por acatar una sentencia dictada por un tribunal español. El juicio prosigue y el que no se levantó en un desfile al paso de la bandera de las barras y estrellas sigue sin levantarse.
Podría pensarse que en Francia tienen más pedigrí democrático, que su administración funciona mucho mejor porque está mucho mejor preparada por los duros requisitos para acceder a los altos cargos y como siempre ha antepuesto el sentido de Estado a los intereses del partido de turno.
Pero es que hace sólo unos días un país sudamericano nos ha vuelto a poner en evidencia, y con hechos, no con soflamas de botarate bolivariano. En Colombia el ejército ha puesto fin al secuestro ignominioso de varios de sus ciudadanos de manera expeditiva. Aceptando ayuda de quien la ha tenido que pedir y hasta el límite adecuado, sin pagar rescate alguno y sin bajarse los pantalones en conversaciones y negociaciones sin futuro.
No estaría de más que por una vez Zapatero cambiara el destino de sus vacaciones anuales (porque duran un año) y se dejara caer por Bogotá, tuviera unas buenas charlas con Uribe, tomara buenos apuntes. Con un poco de suerte, que iba a hacer falta, porque a saber cómo iba a procesar la información el buenísimo, podría enterarse de cómo hay que afrontar el problema del terrorismo. Y también podría llevarse de compañero de viaje al dirigente del principal partido de la Oposición, que de tanto buscar el Centro ya no se encuentra a si mismo.
Lo malo es que este gobierno lleva años instalado en lo más puro del Capitalismo: “Dejar hacer, dejar pasar”.
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