"Los políticos y los pañales se han de cambiar a menudo... y por los mismos motivos."

Sir George Bernard Shaw

domingo, 29 de marzo de 2009

Tanto en danza.

Stephen Hockman, propuso en las páginas de The Guardian, la creación de una corte internacional de medio ambiente. Dicha corte se encargaría de investigar y sancionar las conductas de todos los gobiernos firmantes lesivas del medio ambiente. Dicha cortes se acompañaría de una convención sobre el derecho a un medio ambiente saludable, luchando así contra la práctica extendida de que unos países vendan a otros sus cuotas de emisiones o simplemente que se pasen dichas cuotas por el forro.

Se entiende que los países más contaminantes son aquellos altamente industrializados y los que acaban de empezar a dotarse de industrias, las llamadas economías emergentes. Por que no se ha vuelto a hablar del asunto, pero, ¿tendría que temer España la creación de un tribunal así?

Se dice que no hay mal que por bien no venga. Se pensó que dado que la crisis iba a provocar una bajada de la producción industrial, ello también llevaría a un descenso de los niveles de contaminación. Asunto solucionado, pero no tuvieron en cuenta que cuando las empresas que sobreviven ven cómo se reduce su margen de beneficios, en lo último que piensan es en invertir en mecanismos de controlar las emisiones tóxicas.

Y no sólo eso, alguna cabeza “pensante” debió pensar que ya que la industria privada iba a reducir su cuota contaminante, ¿por qué no tomarla para el Estado?
Dicho y hecho, además, si no hay inversión pública no hay comisiones en danza que atrapar. Así el gobierno se sacó de la manga el Plan Estratégico de Infraestructuras (PEIT), todo ello para construir nuevos aeropuertos, autovías a mansalva, etc. Destaca por encima de todo la construcción de una refinería en Extremadura donde se llevaría a través de un oleoducto de 200 Km. desde Andalucía. Lo lógico sería construirla cerca del punto de desembarque, pero también hay comunidades de 1º y 2º orden. ¡El trabajo sucio lejos de casa!

Todo ello supondrá que no cumpliremos con los compromisos de Kyoto y eso supondrá el pago de unos 4.000 millones de euros, pero, ¿qué es eso con tantas comisiones en danza y sabiendo que ellos no lo tendrán que pagar de sus bolsillos?

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