Las urnas han hablado. Claramente. Y su veredicto en Galicia ha sido asaz elocuente. La ciudadanía galaica a manifestado estar hasta los suevos del bipartito, ese frente popular de cinco estrellas y cinco tenedores. Curiosamente, los partidos de izquierda pedían una alta participación, pretendiendo que la menor movilización del voto favorece a la derecha, teoría esta que nace en los primeros años de la democracia, y que como los hechos han demostrado, ha quedado obsoleta, pues suele ser el afán de cambio el mayor incentivo electoral, usado frecuentemente por los candidatos que vienen de la oposición, como fue el caso de Felipe González en el 82 o de Obama recientemente en USA.
El Partido Popular en Galicia ha recuperado la mayoría absoluta, tras cuatro años de desgobierno en la región, y con una ardua tarea por delante para Núñez Feijoo, quien deberá poner orden como primera providencia en la “inmersión lingüística” obligatoria que nacionalistas y socialistas impusieron a imagen y semejanza de lo sucedido en Cataluña o en Vascongadas, cuando precisamente en ese territorio, nunca tuvieron problemas para coexistir las lenguas gallega y castellana.
Situación bastante más compleja es la que se plantea en las provincias Vascas, con un mapa político donde, por encima de todo, hay que celebrar la salida de los filo-asesinos del parlamento autonómico, por primera vez en la historia desde la transición. El voto de los violentos ha dormido la siesta mayoritariamente, o bien a recalado en otras formaciones independentistas pacificas, (de momento...)
El PNV, de nuevo, ha recogido nueces, esta vez de un árbol agitado por la Justicia española, pero menos de lo que la ocasión le presentaba en bandeja de plata, pues es seguro que parte de su crecimiento proviene de la facción más moderada de Batasuna, lo que a mi modo de ver se traduce en un fracaso de su cabeza de lista, que no ha sido capaz de trasladar a la vía democrática a todos aquellos que, no teniendo la opción abertzale, debía haber reconducido a la senda de la no violencia y el dialogo.
Pero, si un titular destaca por encima de todo, se trata si lugar a dudas de que los partidos constitucionalistas han sumado mayor número de sufragios que los nacionalistas. Entiendo que va a resultar complicado que PSE-PSOE, PP y UPD logren el suficiente consenso para poner un lendakari no nacionalista, pero, es la obligación y el compromiso que han adquirido con sus votantes el norte que debe guiarles, por encima de intereses de partido a nivel nacional y superando fobias personales.
El Partido Popular en Galicia ha recuperado la mayoría absoluta, tras cuatro años de desgobierno en la región, y con una ardua tarea por delante para Núñez Feijoo, quien deberá poner orden como primera providencia en la “inmersión lingüística” obligatoria que nacionalistas y socialistas impusieron a imagen y semejanza de lo sucedido en Cataluña o en Vascongadas, cuando precisamente en ese territorio, nunca tuvieron problemas para coexistir las lenguas gallega y castellana.
Situación bastante más compleja es la que se plantea en las provincias Vascas, con un mapa político donde, por encima de todo, hay que celebrar la salida de los filo-asesinos del parlamento autonómico, por primera vez en la historia desde la transición. El voto de los violentos ha dormido la siesta mayoritariamente, o bien a recalado en otras formaciones independentistas pacificas, (de momento...)
El PNV, de nuevo, ha recogido nueces, esta vez de un árbol agitado por la Justicia española, pero menos de lo que la ocasión le presentaba en bandeja de plata, pues es seguro que parte de su crecimiento proviene de la facción más moderada de Batasuna, lo que a mi modo de ver se traduce en un fracaso de su cabeza de lista, que no ha sido capaz de trasladar a la vía democrática a todos aquellos que, no teniendo la opción abertzale, debía haber reconducido a la senda de la no violencia y el dialogo.
Pero, si un titular destaca por encima de todo, se trata si lugar a dudas de que los partidos constitucionalistas han sumado mayor número de sufragios que los nacionalistas. Entiendo que va a resultar complicado que PSE-PSOE, PP y UPD logren el suficiente consenso para poner un lendakari no nacionalista, pero, es la obligación y el compromiso que han adquirido con sus votantes el norte que debe guiarles, por encima de intereses de partido a nivel nacional y superando fobias personales.
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